viernes, 13 de noviembre de 2009

Escena: la inyección.

-¿ Ya le dimos la inyección, jefe ?- preguntó Vélez, como si le importara.
En algún lugar leí o alguien me dijo que los días no pasan en vano; mucho menos las noches: el pobre Vélez ignoraba, y nunca lo supo, que en algún momento yo lo había degradado de capitán a teniente.
-No todavía, estaba esperando. La inyección es indispensable, pero no me gusta que él la necesite. ¿ Entiende ?- dije.
Yo no entendía nada, pero el teniente sí.
-Claro-le explicó Susana-. No hay que crear costumbre.